El mate de AFS por el mundo

Wednesday, March 22, 2006

Reflexiones sobre el mate



El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país, nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien, una costumbre, como rascarse.

El mate, es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.

Cuando llega alguien a tu casa, la primera frase es "hola" y la segunda "¿unos mates?".

Esto pasa en todas las casas de la Argentina. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas. Pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian.

Es lo único que comparten los padres y los hijos, sin discutir ni echarse en cara. Los peronistas y los radicales, ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno. Es lo único en lo que nos parecemos, los buenos y los malos.
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucho azúcar y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme, cuando un poquito de tu sangre empieza a tomar mate. Se te sale el corazón del cuerpo.

Después, ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Cuando conoces a alguien por primera vez, la gente pregunta ¿te tomás unos mates? y cuando no hay confianza, la gente dice "¿Dulce o amargo?". El otro responde: "Como tomes vos"

Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba.

La yerba, es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes eternas. Y si un día, no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.

Éste es el único país del mundo, en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre, ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes, el día que tenemos la necesidad de tomar por primera, vez unos mates, solos.

No es, casualidad. No es, porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate, sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma.

O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.

Ninguno de nosotros, nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solos. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones.

  1. El sencillo, mate es nada más y nada menos que una demostración de valores.
  2. Es la solidaridad de bancar esos mates lavados, porque la charla es buena. La charla, no el mate.
  3. Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablas mientras el otro toma y viceversa.
  4. Es la sinceridad para decir: "¡Basta, cambiá la yerba!".
  5. Es el compañerismo hecho momento.
  6. Es la sensibilidad al agua hirviendo.
  7. Es el cariño para preguntar, estúpidamente, "¿está caliente, no?".
  8. Es modestia de quien ceba el mejor mate.
  9. Es la generosidad de dar hasta el final.
  10. Es la hospitalidad de la invitación.
  11. Es la justicia de uno por uno.
  12. Es la obligación de decir; gracias; al menos una vez al día.
  13. Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.

Ahora lo sabés: un mate no es sólo un mate....

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